Quise presentar fotografías de Salamá, pero fotografías que añadieran cierta fantasía a las calles, de tal forma que las aprecie todo mundo, niños y adultos, dejando de lado el encuadre o la profundidad de campo, o cualquier característica técnica de fotografía y centrarme únicamente en buscar arrebatar en las personas una sonrisa o una expresión de agrado al apreciar las piezas.